Oct 14, 2010 Prensa Noticias de Interés 0
Excelente entrevista le realiza el periodista venezolano Roberto Giusti a Yoani Sánchez (@yoanisanchez)para El Universal. La archiconocida bloguera cubana responde con la claridad y madurez política a la cual nos tiene acostumbrado.
Un llamado de apoyo a Yoani y los miles de cubanos que luchan por su libertad.
En el caso venezolano soy mucho más optimista porque allí existen, todavía, estructuras de la sociedad civil que no han podido ser eliminadas. Sobrevive, también, la libre empresa, con muchas dificultades, pero ahí está y no se ha arrasado con la estructura básica de una sociedad democrática. De manera que probablemente ustedes saldrán del autoritarismo antes que nosotros.
“Chávez ha sido el Viagra que necesitaba el Gobierno cubano”
El Universal
04-03-2010
Roberto Giusti
Yoani Sánchez salió de la isla y un día regresó por su propia voluntad a dar la pelea desde adentro. Su blog (Generación Y), se construye desde la propia realidad cubana y la verdad de sus textos es tan poderosa que, pese a los atropellos, la censura y las agresiones (ha ganado varios premios internacionales de periodismo, pero se le impide salir de Cuba a recibirlos) se mantiene incólume en su lucha por una sociedad abierta y democrática. El Universal sostuvo con ella una conversación telefónica.
-¿Habría sobrevivido el régimen cubano sin el apoyo de Chávez?
-El apoyo del gobierno de Hugo Chávez y el subsidio enviado desde Venezuela ha sido fundamental para la sobrevivencia del Gobierno cubano. Sin ese oxígeno que llega desde Caracas no hubieran podido sobrevivir en la última década. Acudo a una metáfora, quizás un poco fuerte, pero ilustrativa, para explicarme: Hugo Chávez ha sido para el Gobierno cubano como el Viagra para un hombre envejecido, dándole la oportunidad de una vida que ya no le tocaba y de prolongar una existencia ya cancelada. De manera que el destino de ambos países está indisolublemente mezclado y pienso que perder el apoyo de Chávez sería mucho más grave, en estos momentos, que el fin del subsidio soviético a comienzos de los años 90.
-¿No crees que la intención es trasladar a Venezuela el modelo cubano como ya, de hecho, está ocurriendo?
-En el caso venezolano soy mucho más optimista porque allí existen, todavía, estructuras de la sociedad civil que no han podido ser eliminadas. Sobrevive, también, la libre empresa, con muchas dificultades, pero ahí está y no se ha arrasado con la estructura básica de una sociedad democrática. De manera que probablemente ustedes saldrán del autoritarismo antes que nosotros.
-¿Cuál es la situación cubana en este momento?
-En Cuba vivimos un vértigo con la huelga de hambre del periodista independiente Guillermo Fariñas y la indignación acumulada por la muerte de Orlando Zapata Tamayo. Además de eso están los problemas económicos, el incremento de la represión policial, la desazón y la frustración en la mayoría de la población, que no ve concretarse los supuestos cambios ofrecidos por Raúl Castro. Todo eso conforma un panorama bastante triste que también hace presagiar que estamos, quizás, ante el final o que se avecinan transformaciones impulsadas desde la propia ciudadanía. No desde el Gobierno.
-¿Cuándo se inició el proceso vertiginoso que te permite vislumbrar un “final”?
-Yo diría que desde hace casi dos años ha habido un proceso que denomino “el fin del ciclo del silencio”. En las calles de Cuba comenzaron a escucharse críticas, no ya contra los burócratas o por la mala calidad del pan, sino cuestionamientos mucho más elevados a la gestión gubernamental. Todo esto se catalizó con la muerte, por huelga de hambre, después de 85, de Orlando Zapata Tamayo y esos elementos de inconformidad, esas burbujas de frustración existentes en la sociedad se fueron uniendo a través del puente del dolor y de la indignación ante la injusticia.
-Vistas así las cosas, ¿cómo se presenta la situación para este año, si tomamos en cuenta que el Gobierno tratará de reprimir todos estos signos de disidencia abierta?
-El Gobierno cubano tiene un objetivo fundamental: conservar el poder, mantener la silla presidencial. Lamentablemente no tiene resultados que mostrar, no hay ninguna buena noticia en el campo económico o de alguna implementación social que beneficie a la mayoría. Así es poco probable que logre rescatar la ilusión o recupere la fidelidad de las que gozaba hasta hace un tiempo. Por eso vaticino que será un año muy difícil, con un aumento del control y la represión. En la medida en que tengan menos para dar, aumentará el número de policías en la calle para vigilar a los ciudadanos.
-¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
-Pueden ocurrir enfrentamientos porque la gente se sienta asfixiada ante el acoso policial. También muchos pueden optar por irse del país. Ahora mismo más de cien mil cubanos están pidiendo la nacionalidad española a partir de la Ley de Nietos. De veras me encantaría ser optimista, pero creo que vienen meses muy difíciles.
-¿Cómo puede una población inerme y al mismo tiempo rebelde, enfrentarse al aparato represivo más numeroso y duro del continente?
-Para una sociedad civil desconectada y donde se ha sembrado la desconfianza entre sus integrantes es muy difícil responder a un aparato represivo con una experiencia de 50 años y una inmensa cantidad de hombres. La desproporción es enorme porque tenemos el mayor número per cápita de personal de seguridad por individuo en todo el mundo. Es muy difícil enfrentarlos.
-¿Difícil o imposible?
-Ocurre, sin embargo, que en las filas de la propia seguridad del Estado también cunde la frustración por la crisis económica y la desilusión ante las promesas no cumplidas. A mí me gusta pensar que puede ocurrir como en La vida de los otros, ese magnífico filme alemán donde en un oficial de seguridad opera toda una transformación cuando va entrando en contacto con elementos disidentes o con opiniones libres. Por eso, más que enfrentarlos, se trata de sumarlos.
-En las últimas semanas han trascendido críticas al Gobierno cubano por dirigentes del Partido Comunista. Eso, que es una novedad, ¿no implica que los cambios pueden emerger de arriba hacia abajo?
-El secretismo es una característica del Partido Comunista de Cuba. Muy pocas veces se difunden noticias sobre lo que ocurre en su interior. Ahora, observando la sociedad cubana y el partido está inserto en ella, te puedo decir que la simulación y la máscara son componentes esenciales. No me extrañaría que muchos militantes comunistas haya fingido durante mucho tiempo. Y este puede ser un buen momento para soltar la careta y expresar públicamente su inconformidad. No descartaría el surgimiento de iniciativas reformadoras, pero no creo que el PCC sea un elemento de cambio porque está muy anquilosado y ha demorado tanto la posibilidad de impulsar reformas, que otros sectores se le adelantaron.
-¿Como cuáles?
-Los grupos de oposición, los periodistas independientes, académicos que impulsan iniciativas de carácter económico. En fin, ciudadanos de a pie que no están por esperar a que el partido se reúna.
-En la Unión Soviética Gorbachov acabó con la censura y los medios jugaron papel fundamental en las luchas democráticas. En Cuba no ocurre lo mismo y tu blog pareciera tener más incidencia hacia afuera que hacia la propia isla?
-Nuestro proceso de Glasnot, a diferencia de lo ocurrido en la URSS, no es orientado por las altas esferas del poder. Todo lo contrario. Viene desde diminutas personas que conforman la sociedad y eso ocurre a través de la tecnología. La irrupción de celulares, computadoras e incluso Internet que, pese a ser tan escasa, los ciudadanos logran colarse en ella, han potenciado la voz ciudadana y las opiniones guardadas durante tanto tiempo. Aunque uno pueda pensar que esas estructuras no gozan de gran difusión en el país, lo cierto es que todos los cubanos conocen a alguien con una computadora y por las mismas redes de distribución del mercado negro fluye la información. No solo la proscrita de medios extranjeros, sino los textos de los blogger cubanos que estamos en la red. Mi termómetro personal me dice que mucha gente en Cuba nos está leyendo y eso lo constato en la calle. Hay sed por escuchar otras voces y sobre todo las prohibidas. En la medida en que el Gobierno censura sitios, estigmatiza personas y sataniza fenómenos virtuales, estos se convierten en irresisitibles para buena parte de la población.
Roberto Giusti
EL UNIVERSAL
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