Oct 15, 2010 Prensa Noticias de Interés 0
Vía twitter y de manos de nuestra querida @GracielaPantin, nos llegó la excelente entrevista realizada a Alberto Asprino por @dubraskafalcon. Asprino es un artista plástico (escultor) que ha ejercido funciones de promotor, museógrafo, curador y asesor de instituciones culturales en Venezuela y en el exterior. Maracucho nacido en 1952, se graduó de Arquitecto en la Universidad Central de Venezuela.
El patrimonio tiene una universalidad que no se la quita nadie. El hecho de que nosotros nos hayamos identificado y hayamos crecido con ese patrimonio ya eso le da una vigencia y un valor. El valor no se pierde en el tiempo. El valor se mantiene. Alejandro Otero escribió: “El hombre inscrito en el tiempo y en el espacio de su vida vive en función del tiempo. El tiempo no se detiene y por esa causa tampoco la acción del hombre que se dirige hacia adelante”. Ese dirigirse hacia adelante quiere decir con toda la significación que tiene el arte de crear es la libertad misma y esa libertad ni se compra ni se vende.
“Las obras nunca han estado enterradas”
El Universal
06/09/2010
Dubraska Falcón
Alberto Asprino (Maracaibo, 1952) siente pena al escuchar que el ministro de Cultura,Francisco Sesto, no sabía que dentro de las bóvedas de los museos había una obra de Paul Cézanne. “Este ministro no es la primera vez que llega a una gestión. ¿Ahora descubre que hay un Cézanne? ¡Es insólito! Bueno, a lo mejor lo está descubriendo para él, pero no para la historia de un país”, dice el curador, museólogo y artista plástico.
La sorpresa del ministro ocurre cuando él y la Fundación Museos Nacionales deciden “desenterrar” las obras que se encontraban “ocultas” en las bóvedas de los museos y que el pueblo no conocía. Con un grupo de aproximadamente 2.500 obras del Patrimonio Nacional -que cuenta con más de 27 mil piezas- Sesto inauguró las colecciones permanentes del Museo de Arte Contemporáneo, Bellas Artes y de la Galería de Arte Nacional.
El resultado ha sido: la exposición del Patrimonio Nacional que desde hace años le es familiar a las paredes de los museos nacionales.
-Según el ministro Sesto se están desenterrando las obras. ¿Por qué hablar de desenterrar?
-A mí lo que me preocupa en principio es por qué un ministro tiene que dirigir la política de un museo si su propósito no es ése. Su propósito es gestionar cultura o generar proyectos culturales. Para qué se desentierra un patrimonio si a la larga va estar enterrada su propia libertad. ¿Por qué yo las voy a desenterrar? ¿Para qué se utilicen en un discurso político? Prefiero dejar que ellas sigan durmiendo. Siento que los creadores cuando se plantearon esas obras buscaban un rompimiento desde lo existencial con la carga política que eso representa, pero desde la libertad misma. ¿Desenterrarlas para ponerles una etiqueta para colocarle un color? No, todo lo contrario. Hay que sacar las obras y mostrarlas. No sé a qué se refiere con desenterrarlas, porque las obras nunca han estado enterradas. Han sido estudiadas y registradas en los catálogos, que ya no se publican.
-Las obras que se muestran ya habían sido expuestas. Por ejemplo, en la GAN pareciera que tan sólo se invirtió el orden de las obras exhibidas en Arte venezolano de todos los tiempos…
-Para cualquiera es muy fácil desenterrar la gestión del otro para comenzar de nuevo. No es fácil darle el crédito al que estuvo antes, porque pensamos que eso no tiene valor explícito en el contexto de la cultura venezolana. Yo entré en eso: estaba en una institución y cuando había cambio de gobierno me botaban. Lo que me llevaba era el aprendizaje, eso no me lo quitaban. Es la costumbre de no reconocer la gestión. Pero puedo dar fe de que el patrimonio siempre estuvo en buenas manos.
-La exposición del MAC es un registro de lo que acumuló durante años Sofía Ímber. ¿Eso es un reconocimiento al pasado?
-Creo que sí. ¡Ahí están las obras! ¡Ahí está el patrimonio! Cuando vas a desenterrar sabiendo que hay un patrimonio, ya el hecho de buscar lo tienes completamente superado porque sabes lo que hay. Pero el hecho de desenterrar una obra no quiere decir que le vas a cambiar la historia. Es como si encontraras una pieza precolombina y le quitaras el valor que tiene. Esa es la lectura que nosotros debemos mantener de nuestro patrimonio: independientemente del discurso la obra en sí misma tiene que mantenerse por encima de todos los avatares y cambios sociales. La obra no pierde su identidad.
-El texto curatorial de la exposición del MBA afirma que el Ministerio de Cultura y la Fundación Museos Nacionales le están brindando el arte latinoamericano a los pueblos del mundo. ¿Antes no se le brindaba ese patrimonio?
-El patrimonio tiene una universalidad que no se la quita nadie. El hecho de que nosotros nos hayamos identificado y hayamos crecido con ese patrimonio ya eso le da una vigencia y un valor. El valor no se pierde en el tiempo. El valor se mantiene. Alejandro Otero escribió: “El hombre inscrito en el tiempo y en el espacio de su vida vive en función del tiempo. El tiempo no se detiene y por esa causa tampoco la acción del hombre que se dirige hacia adelante”. Ese dirigirse hacia adelante quiere decir con toda la significación que tiene el arte de crear es la libertad misma y esa libertad ni se compra ni se vende.
-¿El museo está politizado?
-A mi juicio siento que están politizados. Los museos no están demarcados en una línea política. Siento que, de alguna manera, esa es la respuesta a la expansión. Dejamos de ir al museo, incluso como escenario cuestionador de las ideas, porque siempre ha sido así.
-¿Qué se quiere lograr cuando se utilizan obras de Santiago Pol que hacen referencias al Partido Comunista de Venezuela; piezas que alaban a Allende, que hablan del socialismo dentro de un contexto que llaman Imaginarios libertarios?
-El objetivo de la muestra es político dentro de una visión unitaria. Si dentro de ese cuestionamiento o en este planteamiento curatorial hubiera diversas opiniones entorno al hecho político que sucedió por ejemplo con Allende, cuáles fueron las consecuencias y todo lo que sucedió en ese momento, sería un discurso abierto. Pero ahí está blindado. No hay oportunidad de abrirle un espacio a la confrontación, que las interrogantes te generen respuestas. No te puedes ir de un museo cuestionándote sin tener respuestas. Ahí hay puntuales reafirmaciones de un esquema político. El museo está siendo canal para eso.
-¿Cómo se maneja el cambio de realidades cuando en la GAN se habla de arte invasor en vez de arte colonial?
-Es que la idea del cambio de la palabra es justamente para cambiar la lectura de lo que se está exponiendo. Está orientado a un objetivo político. Lo que hago en este caso para no perderme el encuentro con las obras, que son mi patrimonio, es ir y borrar cualquier palabra que pueda influir en el acercamiento espontáneo que tengo con ellas. Yo no puedo dejar de disfrutar un Bárbaro Rivas porque las palabras me están canalizando las lecturas. Cada día más el arte contemporáneo es el acercamiento de lo espontáneo, no de lo que te quieren inducir para la lectura. Ese es el arte libre. Cada quien puede leer a su manera. En la medida en que el arte mantenga su libertad de generar espejos al otro estamos salvaguardados.
http://www.eluniversal.com/2010/09/06/til_art_las-obras-nunca-han_2027923.shtml
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