Ene 09, 2012 Felix Tapia Noticias de Interés, Titulares 0
Publicado en: Academia,Actualidad,Noticia,Opinión,Universidad — Etiquetas: Academia, Ciudadania, UCV, Venezuela — Publicado el 21 diciembre, 2011
El Secretario de la Universidad Central de Venezuela Amalio Belmonte escribe este ensayo a los 290 años de la creación de la universidad. Un ensayo necesario para colocar en contexto nuestra institución, la cual siempre ha sido voz cantante de la libertad y derechos humanos en Venezuela.
Seguiremos siendo cultores de la tolerancia y del respeto por la persona. Somos diferentes a quienes predican el conflicto como la única forma de interacción humana, y privilegian la muerte como parte de su identidad política. Optamos por la vida por libertad y por la democracia. Estamos convencidos de que la vida se abre paso siempre ante quienes intentan encadenarla porque avanzamos hacia la razón no hacia el instinto.
290 años de la Cédula Real que crea la Universidad Central de Venezuela
UCV de real y pontificia a democrática y autónoma
- El 22 de diciembre de 1721, por Decreto Real ,expedido en Lerma, por el monarca Felipe V, se producía el nacimiento de la célula germinal de actual UCV, cuando se transforma el Colegio-Seminario Santa Rosa de Lima en la Universidad Real de Caracas, posteriormente adquiere el status de Pontificia por Bula del Papa Inocencio XIII de 1722. Sin embargo, su inauguración definitiva deberá esperar hasta el 9 de agosto de 1725
La evolución de la Sociedad Colonial Venezolana, en cuyo seno se habían consolidado grupos sociales, económicos y religiosos junto a una estructura burocrática – política integrada por Alcaldes y regidores del ayuntamiento, el Rector y los profesores del Colegio, el Obispo y la jerarquía eclesiástica, permitió que las llamadas Reformas Borbónicas se expresaran en la entonces Provincia de Venezuela con la creación de la primera Universidad, a la cual seguirían la de Mérida, Zulia y Carabobo, junto a otras instituciones como la Compañía Guipuzcoana de Caracas en 1728 y la Capitanía General de Venezuela en 1777. Todo ello con el propósito de controlar con mayor eficiencia las posesiones de ultramar del imperio español, liberar la economía y responder a los diferentes sectores sociales que exigían fortalecer las estructuras sobre las cuales se desarrollaban sus actividades políticas, comerciales, agrícolas e intelectuales.
Así, puede constatarse que la institución universitaria antecede al país y a la idea misma de la nación venezolana como República Independiente, lo cual concede a la UCV la condición de institución señera de lo que habría de ser el sustrato social de la Venezuela Independiente.
La sujeción de la Universidad al orden colonial religioso se explica por la lógica del poder absolutista que exigía hacer de la educación el “aparato ideológico del poder” con base en el Derecho Divino. Por ello la Universidad en su condición de real y pontificia tenía la misión de sustentar las creencias y valores de la corona española: “…defender los fueros y regalías del Rey, velar por la pureza de la religión católica y formar profesionales útiles al Estado y a la Iglesia”
Coincidimos con el juicio del profesor Alberto Navas, Director del Archivo Histórico de la UCV en cuanto a la relevancia de la decisión de la monarquía para fundar la primera universidad en la antigua colonia de lo que hoy es Venezuela, en tanto la Sociedad Colonial Venezolana “había alcanzado un grado de madurez interna que le permitía construir y obtener del Rey Felipe V la aprobación de la elevación del Colegio Seminario de Santa Rosa de Lima al estatus de Real Universidad de Caracas”, a lo que debe agregarse la situación de Europa donde avanzaban procesos de cambio que conducirían hacia la Revolución Francesa, con derrumbe de los poderes absolutistas y el desplazamiento de la unidad imperial por formas de organización más pequeñas representadas por el Estado Liberal. Se modifican aspectos básicos de la vida humana, de los grupos sociales y de la sociedad como un todo: La racionalidad del pensamiento científico- técnico concede a los seres humanos la capacidad suficiente para sentir que la naturaleza puede ser comprendida y transformada. El poder no era ahora un asunto exclusivo de Dios impuesto a la masa informe en nombre del derecho Divino; La lucha por los derechos políticos devino en la “nueva religión “de los ciudadanos de la humanidad. Para la Ilustración el primero de los derechos humanos era la Libertad: “La libertad de hacer uso público de su razón” (Kant)
En ese ámbito sociopolítico las Universidades cumplirán el rol de promover la razón científica frente a la vieja tradición confesional, dejarán de ser el aparato ideológico del Derecho Divino y custodios del poder eclesial, es decir, no son más reales y pontificias.
La Universidad Central de Venezuela responderá a esos cambios apoyada en el procesos independista que mucho tuvo de racionalista y de anti absolutista y cuestionador de la legitimidad ideológica utilizada por los monarcas europeos para someteré a sus pueblos y colonias, haciéndose republicana científica y laica. Tal como ha ocurrido con los diferentes momentos sociopolíticos del país, la UCV ha participado en todos los eventos relevantes que han provocado cambios en el devenir de la sociedad venezolana. La Independencia muestra la acción intelectual y política de sus egresados en ese procesos que condujo a la República que hoy conocemos, destaca, entre otros, la figura de Juan Germán Roscio corredactor del Acta de la Independencia y prolijo ensayista de obras referidas al proyecto político en ciernes, lo cual junto a otros ucevistas de ese período otorga la civilidad indispensable a uno de los magnos eventos históricos del país. Por ello no es casual que las revisiones actuales sobre el procesos independista para determinar la participación de los civiles y su ideario, recurra de forma especial a la actividad cumplida por los universitarios del momento, que constituían parte de las élites civiles que permitieron incorporar a los debates acerca de valores fundamentales como la libertad, la autonomía y la soberanía.
Un reconocimiento explícito sobre el compromiso de la Universidad con la ruptura del orden colonial, hace el Libertador Simón Bolívar cuando emite, con la asesoría de los doctores José María Vargas y José Rafael Revenga los Estatutos Republicanos que confieren a la Universidad Central de Venezuela autonomía académica, heredada de las disposiciones reales de 1784, y autonomía financiera. Mediante propiedades territoriales como las hacienda Chuao, Chuao y Tácata y posesiones urbanas usurpadas posteriormente.
Así, una vez superado el orden colonia, la Universidad se transforma en un centro de educación superior republicano, laico, autónomo, abierto y científico, condición que reafirma durante todo el siglo XIX y XX con los desafortunadas y abruptas interrupciones provocadas por autócratas, que desde el poder destruyeron y confiscaron su patrimonio e, igualmente, persiguieron y encarcelaron a profesores y estudiantes en medio de clausuras que, en el caso del general Juan Vicente Gómez la cerró durante 10 años (1912 – 1922) .
Del Régimen gomecista es imprescindible mencionar el origen en las aulas de la UCV de las ideas y líderes políticos que construirán los modernos partidos que edificarán la democracia en el siglo XX. Igualmente las luchas contra la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez tuvieron en su campus espacio para la organización de las acciones políticas contra ese régimen. En los diferentes manifiestos antigubernamentales participan profesores, estudiantes y egresados, quienes corroboran el compromiso de la primera Universidad del país con la democracia y la libertad. Igual como ocurrió con los Estatutos Republicanos que sucedieron a la superación del absolutismo colonial, la caída del gobierno dictatorial del General Pérez Jiménez y el advenimiento de la democracia produjo para la Universidad venezolana la restitución de su autonomía y de su atributo de espacio privilegiado para el ejercicio del pensamiento libre y de la razón para la producción de conocimiento.
La Carta Magna vigente desde 1999 ratificó el principio de Autonomía, y le otorgó carácter constitucional a lo que una de las principales conquistas del proceso democrático reiniciado durante el año 1958, circunstancia que ha permitido a las Universidades Nacionales constituirse en espacios académicos para el desarrollo del pensamiento crítico, sin limitaciones impuestas por factores externos a la vida académica, tal como lo establece el postulado principista de las universidades europeas que expresa: “Las universidades deben ser independientes de cualquier poder humano, ya sea éste de tipo económico, político o religioso“ (Universidad 2000, Magna ).
Sin embargo, paradójicamente, a esa consagración de la Autonomía Universitaria en la Constitución Nacional, la UCV enfrenta junto al resto de las Universidades Autónomas uno de los mayores desafíos en el lapso de sus 290 años de existencia , se les quiere convertir igual que durante el “período real y pontificio” de sus orígenes en el valedor ideológico del gobierno, en un ámbito donde se excluiría la libertad, la pluralidad y la soberanía intelectual para hacer de ella una colonia intelectual, una casa poblada de silencios y de cultores del pensamiento único. Para ello se le intenta asfixiar financieramente, cercar judicialmente y someter políticamente utilizando procedimientos innobles como el terrorismo y la descalificación mediante un inmenso aparato comunicacional oficialista.
Así, no es momento para el temor, la desmovilización o la contemplación pasiva frente a las amenazas que sufre la autonomía. Es ocasión para concretar la afirmación y la defensa de la universidad como institución autónoma que ha trascendido con dignidad irreverente a los propósitos de dictaduras, regímenes autoritarios o gobiernos intervencionistas. Por ello admitimos que la función superior de la universidad como conciencia crítica de la sociedad le estaría vedada en ausencia de derechos democráticos para ejercer la libertad de pensamiento. La lucha por la autonomía, como ha sido siempre, es también la lucha por la democracia
Por qué la autonomía universitaria está amenazada desde las máximas instancias del poder y tenemos la firme convicción de organizarnos para refirmarla y defenderla. Porque nos sentimos obligados a cumplir con nuestra responsabilidad ante el país para preservar este espacio de saberes y cultura frente a los propósitos de reducirnos a la condición inaceptable de testigos genuflexión de megalomanías, para que renunciemos a nuestras libertades y a nuestra dignidad de ciudadanos.
290 años de existencia, la mayoría de ellos, especialmente durante el siglo XX y lo transcurrido del XXI demuestran que en la UCV la mayor de las veces fue reserva activa de la oposición civil y salvación de la continuidad republicana, generando no solamente los actores de una oposición estudiantil y profesoral a las arbitrariedades del poder desde el siglo XVIII al XXI, sino aportando los profesionales necesarios para el sostenimiento y desarrollo de empresas e instituciones propias del proyecto liberal, democrático y republicano, mas de 300 mil egresados en diferentes disciplinas .
Así ha sido y es la UCV fundada en el conocimiento, en la que se conjugan, la formación, la investigación, la extensión y el trabajo comunitario, demostrando a lo largo de los años su propia capacidad de responder a los cambios y necesidades del país. Uno de sus grandes desafíos hoy, es transformarse para vencer las sombras de una sociedad que sufre una severa crisis de valores, aportando a los problemas esenciales que aquejan a los ciudadanos y contribuyendo a fortalecer la civilidad, siempre atenta a ofrecer una educación de calidad que ha sido su misión indeclinable e irrenunciable, a pesar de los embates que ha sufrido en los últimos tiempos.
290 años de existencia altiva señalan que en la UCV no abrazamos visiones definitivas ni discursos indispensables. No se practican elegías al poder. Tampoco somos una comunidad de adoradores de vanguardias o caudillos iluminados o creyentes en visiones definitivas.
Prontos a cumplir 300 años, estamos seguros que podremos seguir diciendo que en la UCV se practica la democracia y se participa sin miedo, sin alcabalas ideológicas ni mandos incuestionados. Aquí no se obedece. Aquí se debate, se persuade y se convence con razones y cultura. Aquí se privilegia el talento, la constancia la creatividad y se cultiva la civilidad. Aquí no se penaliza la dignidad ni se criminaliza la disidencia porque no creemos en verdades irrebatibles, ni nos inclinamos ante el autoritarismo.
Seguiremos siendo cultores de la tolerancia y del respeto por la persona. Somos diferentes a quienes predican el conflicto como la única forma de interacción humana, y privilegian la muerte como parte de su identidad política. Optamos por la vida por libertad y por la democracia. Estamos convencidos de que la vida se abre paso siempre ante quienes intentan encadenarla porque avanzamos hacia la razón no hacia el instinto.
290 años impermeables a los absolutismos, a las autocracias, a las dictaduras, al pensamiento único y al desaliento.
290 años como parte relevante de las reservas intelectuales y académicas del país.
290 años venciendo las sombras por la democracia, las libertades y la autonomía.
Prof. Amalio Belmonte
Secretario de la UCV
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