Nov 19, 2012 Prensa CDCH Infórm@te 0
Fuente: Boletín SCOPEO Nº 71 Del Código Analógico al Código Digital. Si seguimos lo que Antonio Pasquali (2011) relata acerca de la aparición del lenguaje hablado y escrito, encontramos que éste reposa sobre un maravilloso ordenamiento de signos que se amalgaman en lenguas, a partir de las cuales se inventó la escritura. Al respecto recuerda lo que expresó Charles Morris (1938):
“No hay ser viviente que utilice tanto los signos como el hombre…su civilización reposa sobre un sistema de signos, y es imposible hablar de la mente humana sin referirse al funcionamiento de los signos, pudiéndose admitir que ella no es sino dicho funcionamiento”
Este ordenamiento de signos que representan cosas, vivencias e ideas convertidos en lenguajes, primero hablados y después escritos, culminan en la creación de dos códigos que han permitido un manejo del conocimiento humano, a dimensiones por demás impredecibles, haciendo posible expresar, inventar y almacenar contenidos intelectuales que sin estos códigos no se hubieran podido ordenar, conservar y transmitir, acelerando su propio progreso.
Estos dos códigos son el alfabético lineal fenicio que se inventó a partir del siglo XII a.c. y el digital binario surgido a partir del siglo XX d.c.
La escritura con el código alfabético lineal fenicio se convirtió automáticamente en una actividad no sólo intelectual sino también relacional, que permite compartir y comunicar conocimiento, en otras palabras, vulgarizar las ideas para hacerlas asequibles al entendimiento y utilización de todos. Es la primera gran tecnología de la información y la comunicación que se volvió ubicua e invisible. Este código, también denominado analógico, es sencillo y memorizable, requiere de alrededor de 30 signos y sólo codifica las emisiones de la voz humana de donde proviene. Sin embargo, el almacenamiento de lo escrito con él, requiere de un consumo de diferentes materiales de la naturaleza (papel y otros) y utilización de grandes espacios (p.ej. bibliotecas) para su almacenamiento, lo que convierte su utilización en la actualidad en poco sustentable y atentatorio de la conservación de nuestro medio ambiente.
Después de haber utilizado el código analógico por 32 siglos se operó el salto al código digital binario, con lo cual se abre un universo abrumador aún parcialmente comprendido y poco explotado, que democratiza mucho más el conocimiento. Emplea un alfabeto de sólo dos signos (dígitos) que a través de la electricidad y la electrónica convierte a los opuestos, por ejemplo, si/no, abierto/cerrado, en cero y uno (0/1), para transcribir todo lo que cabe en el universo mental y audiovisual del hombre y lo que en el futuro podrá ir adquiriendo en conocimientos. Este código, además de permitir el manejo del pensar-hablar (que era la función básica del código analógico), incorpora también el espectro completo de sonidos audibles o no, el espectro completo visual fijo o en movimiento y todo lo calculable y medible. Por lo tanto, todo el universo mental y audiovisual puede ser expresado con el código digital binario.
De esta forma, poco a poco se han incorporado todas las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), empezando con la escritura y ayudadas por los grandes avances en la utilización de la electricidad, electrónica, miniaturización, robótica, nuevos materiales y nanotecnología, entre otras. La parte más importante del gran desarrollo de las TICs toma poco más de cien años e impacta el proceso de enseñanza-aprendizaje primero y el aprender a aprender después, erigiéndose en uno de los grandes desafíos de los próximos diez años y de la educación del resto del siglo XXI (UNESCO, 2009).
Cómo educar en el siglo XXI. Es evidente en la actualidad que la educación a distancia, la experimentación pedagógica, las aulas y espacios virtuales de aprendizaje, la ciencia ciudadana, y todos los procesos de trasmisión del saber, formales e informales, escolarizados o no, comenzaron a aportar respuestas de calidad y pertinencia al proceso educativo. Sin embargo, todavía se observa desde la educación académica tradicional – formal, institucional y presencial – un sentimiento despectivo o despreciativo con el objeto de sentar, marcando su predominio, que la única educación “real” es esa y que los otros procesos, utilizando otras tecnologías y aproximaciones digitales, son auxiliares o simplemente un fantasma de la realidad, por eso la denominan educación “virtual” en oposición a la otra considerada como la “seria”. Sin embargo, a pesar de esa muralla sólida, ha llegado la Web, Internet, Google, Google Docs, Wikipedia, Wikispaces, Facebook, la Telefonía Celular Inteligente, Twitter, Blogger, Youtube, Flickr, SlideShare, Prezi, Moodle, Wikipedia y otras más.
La resistencia, poco a poco ha ido disminuyendo gracias a la fuerza de los sistemas de comunicación o redes sociales que han ido penetrando paulatinamente todos los espacios de la sociedad. Esta alta velocidad de penetración se ha debido principalmente a que estas redes que utilizan TICs están especialmente manejadas por personas jóvenes, que están familiarizadas con su uso desde su nacimiento. A ellos, Mark Prensky (2009) los denomina “nativos digitales”, en contraposición a las que no nacieron utilizando estas tecnologías y denomina “migrantes digitales”. En mi opinión, existen otros dos subtipos más de personas que hacen el panorama aún más complejo, es el caso de las “resistentes digitales” que se rehusan a aprender estas tecnologías y despreciarlas, así como, las “analfabetos digitales” que afirman tener, por ejemplo, un correo electrónico, pero es su secretaria – en conocimiento de la tecnología – quien revisa y responde los mensajes; éstos últimos, que inclusive pueden ejercer cargos de alta gerencia, van desapareciendo más rápidamente.
Sin embargo, las sucesivas innovaciones que han surgido en materia de TICs han sido adaptadas en algún momento a usos educativos. Sucedió con la imprenta, con la radio, con la televisión, con las computadoras y con Internet. Y sucederá también con la teletransmisión de datos a través de dispositivos de telefonía móvil inteligente. Ya se habla y se empieza a usar el “m-learning” (Sotelo González, 2009). Por lo tanto, en el mundo de hoy, en las primeras décadas del siglo XXI, es imperativo asociar el proceso educativo no solo a la visión presencial, sino también y de manera equivalente en importancia, calidad y pertinencia, a la educación a distancia e incorporar sin cortapisas las TICs.
Además, existe otro reto educativo que recién da sus primeros pasos: la incorporación de las redes sociales, lo que se ha dado en llamar la Web 2.0. La región del mundo más involucrada en redes sociales y que más utiliza distintas aplicaciones Web 2.0 es América Latina (Fuente: ComScore.com, 2012). Este proceso no es fácil pero tampoco imposible e implica dos cambios paradigmáticos de primer orden. El primero, es el que le permitirá al proceso educativo llegar masivamente a una gran población de estudiantes o potenciales estudiantes que ni siquiera soñaron con aprender fuera de las aulas e inclusive, a través de su propio teléfono móvil. El segundo, favorecerá el intercambio masivo de opiniones acerca de un tema o saber (Educación + Comunicación) y el aprendizaje de quien se inscriba formalmente o no, para conocer acerca de determinados saberes (González & Millán, 2012).
Suenan comprometedores ambos retos, sobretodo para esa llamada academia “real” resistente a los cambios. Creo que la única forma de demostrar su relevancia y utilidad es llevarlo a la práctica pero preservando la necesidad de hacerlo con calidad académica y pedagógica, desarrollando formadores capaces y una estrategia correcta tanto curricular como de seguimiento de los aprendices y, especialmente, evaluar los resultados a fin de mejorar los procesos educativos, para lograr una “real educación de calidad” usando el código digital binario y los recientes desarrollos de las TICs para todos los ciudadanos del mundo.
Sobre el autor: Ernesto González Enders egonzalez@unesco.org.ve
Profesor-Investigador Titular, Universidad Central de Venezuela
Consultor Académico de UNESCO-IESALC, Caracas, Venezuela
Bibliografía:
• González Enders, Ernesto & Millán Velásquez, Luis (2012) La educación a distancia como escenario de desarrollo académico e innovación en educación superior. Aproximación a un enfoque general de evaluación. Enviado a publicación.
• Morris, Charles W. (1938) Foundations of the Theory of Signs. University of Chicago Press, 59 p: Chicago, EEUU.
• Pasquali, Antonio (2011) La Comunicación Mundo. Releer un mundo transfigurado por las comunicaciones. Comunicación Social Ediciones y Publicaciones, 171p: Zamora, España.
• Prensky, Mark (2009) Homo sapiens digital: From digital inmigrants and digital natives to digital wisdom. Revisado el 07/09/2012 enhttp://www.innovateonline.info/index.php?view=article&id=705
• Sotelo González, Joaquín (2009) Del e-Learning al m-Learning. Una academia en cada iPhone. Revista TELOS (Cuadernos de Comunicación e Innovación) ISSN: 0213-084X. www.telos.es. Editada por Fundación Telefónica – Gran Vía, 28 – 28013 Madrid, España.
• UNESCO (2009) Comunicado de la Conferencia Mundial de Educación Superior (CMES, 2009): Las Nuevas Dinámicas de la Educación Superior y de la Investigación para el Cambio Social y el Desarrollo. París, 5 al 8 de julio.
Citar como: González Enders, E. (2012). EDUCACIÓN REAL PARA CIUDADANOS DEL MUNDO: Introducción necesaria de la Web 2.0 en el proceso educativo. Boletín SCOPEO Nº 71. En línea: http://scopeo.usal.es/node/2586 [Consulta: dd/mm/aaaa] |
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