Ene 17, 2013 Prensa CDCH Titulares 0
Publicado en Baquia.com
Desde el sencillo Angry Birds hasta los populares Minecraft o World of Warcraft. Varios docentes amantes de los videojuegos ya han tenido experiencias exitosas utilizándolos en sus clases.
En los últimos años, la avalancha de dispositivos tecnológicos cada vez más portátiles se ha incrementado de una manera brutal. Como siempre, los niños y el riesgo de que desencadenasen una adicción a estos aparatos, fue una de las principales preocupaciones.
Aunque ya no lleguemos a estos extremos (o al menos, la gran mayoría), y hayamos sabido comprender que los gadgets y videojuegos no tienen por qué ser malos para los niños -mientras no se llegue al exceso-, aún son muchos los que desconfían de ellos. Uno de los principales motivos, es que atraen toda la atención de los niños distrayéndoles de otras actividades más importantes.
Juegos como Minecraft, World of Warcraft o Angry Birds mantienen la atención de los niños pegada a la pantalla durante horas. Pero por el contrario, Trish Cloud, instructor de tecnología en la escuela elementaria Torrence Creek en Carolina del Norte, ha asegurado que “los videojuegos no son tan malos como la gente los hace ver”.
Trish Cloud forma parte de una comunidad de educadores amantes de los videojuegos, cuyo objetivo es compartir esta pasión con los estudiantes ayudándoles en la tarea del aprendizaje. Según estos educadores, algunos videojuegos pueden ser utilizados como herramientas educativas, contribuyendo al desarrollo tanto de habilidades físicas como de la escritura, la resolución de problemas y el trabajo en equipo.
Lucas Gillispie, es también profesor de biología en Carolina del Norte, y es todo un líder nacional de este movimiento. Hace tiempo, contribuyó a crear un plan de estudios de artes lingüísticas ligado al videojuego World of Warcraft, y ha puesto en marcha un programa de becas para maestros que propone la incorporación de Minecraft en sus clases.
“Simplemente se deben dejar de lado los estereotipos“, dice Gillispie. “Hemos recorrido un largo camino desde Pac-Man”. Mientras algunos de estos profesores han apostado por el rol de World of Warcraft o el cuadriculado mundo de Minecraft, en Baquía nos ha llamado la atención un ejemplo concreto que demuestra el éxito de este movimiento.
Tim Chartier, profesor de matemáticas asociado en el Davidson Collage, mencionó durante una de sus clases que el popular juego Angry Birds utiliza una parábola sin tener en cuenta la resistencia del aire para dibujar la trayectoria de los famosos pajarillos al ser catapultados.
Kristianna Luce, que también enseña matemáticas en el instituto North Mecklenburg, aprovechó esta observación y comenzó a trabajar con Angry Birds en sus clases de álgebra. Parte del temario de matemáticas, como aprender lo que es un polinomio de segundo grado o encontrar el vértice y las raíces de un polinomio cuadrático, puede aplicarse al juego de Angry Birds, de una manera entretenida para los alumnos.
Según Chartier, la naturaleza dinámica de los videojuegos atrae a los estudiantes de una manera que difícilmente podría un profesor por si mismo. Tanto si eres de los más tradicionales, como de aquellos que apuestan por estas herramientas de enseñanza, no dudes en echar un ojo a su web, con material educativo y lecciones completas relacionadas con el videojuego.
Nov 14, 2024 0
Nov 11, 2024 0
Oct 25, 2024 0
Oct 25, 2024 0
Nov 14, 2024 0
Nov 11, 2024 0
Ago 02, 2024 0
Jul 10, 2024 0