Jun 09, 2014 Felix Tapia Los investigadores Opinan 0
“La Ley de Ciencia se convirtió en un instrumento para financiar ignorancia”
El Nacional
9/6/2014
Lissette Cardona
Las contradicciones abundan en el ámbito de la ciencia y la tecnología nacional. Aunque Venezuela es una de las 10 naciones del mundo y la primera de América Latina que más invierte en el área, la producción y los beneficios de ese gasto no son palpables.
Rafael Palacios Bustamante, investigador venezolano del posdoctorado en Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina de la Universidad de Tübingen en Alemania, precisa que el país destina 2,69% del PIB al área. La cifra equivale a casi 2.000 millones de dólares. Sin embargo, ese dinero no llegó a su destino, lo que produjo un creciente deterioro de la actividad científica y tecnológica sumiéndola en el rezago y el atraso.
A su juicio, el retroceso se debe a la incapacidad del Estado para vincular la producción científica y tecnológica como base para el desarrollo del país.
– ¿Cómo se demuestra que existe un rezago científico y tecnológico en el país?
– Por el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos: no se respira mejor, no aumenta la esperanza de vida, no hay una mejor nutrición, la gente no se enferma menos, los problemas educativos aumentaron, no hay mejores universidades, hay menos actividad de investigación básica y de desarrollo tecnológico, menos movilidad internacional de científicos, continúa la mortalidad infantil y las enfermedades tropicales, como el mal de Chagas y la leishmaniasis.
También se puede notar por el deterioro de la industria petrolera y la disminución de la actividad de exploración y producción. Por el rezago tecnológico y las pérdidas millonarias de las industrias básicas de Guayana, sin producción para exportación o para satisfacer el consumo nacional y por la exponencial actividad de importación de productos agrícolas.
– ¿Cuáles son los problemas de la política de Estado en ciencia y tecnología?
– Hay una incapacidad institucional para pensar la política en ciencia, investigación, tecnología e innovación como fundamento de la política económica y social del país. Hay analfabetismo científico y tecnológico para operar la política económica, lo que limita a pensar que no hay que apoyar a la ciencia, más bien hay que apoyarse en ella. Aquí no hay una separación de la política para la ciencia y la política para la investigación. Lo mismo ocurre en las universidades e institutos de investigación del país, no se han fortalecido ni creado programas de desarrollo basados en los logros alcanzados décadas atrás en el campo de la biomedicina, la inmunología, la física, el tratamiento enfermedades infecciosas, entre otras.
– ¿Qué detonó la crisis de la ciencia y la investigación? ¿Por qué no hay avances en el país?
– La investigación básica ha sido golpeada y descuidada. Se pensó que solo era necesaria la aplicada, pero todo tiene que ser integral y el Estado no lo vio así. Hasta 2011 el gobierno tenía 35 convenios internacionales a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero ¿para qué los tiene si los institutos de investigación carecen de políticas internacionales para el intercambio de conocimiento y no hay infraestructura para atenderlos? Otro problema es el del financiamiento. La Ley Orgánica de Ciencia Tecnología e Innovación se convirtió en un dispositivo político y electoral en lugar de ser un instrumento de política pública para articular el desarrollo científico y tecnológico con lo económico y social. Es un instrumento que se desvirtuó y se ha convertido en un instrumento para financiar ignorancia.
– ¿El retroceso y el rezago se pueden revertir?
– Yo no soy optimista con la recuperación del tiempo perdido, porque quienes generaron estas condiciones son los que están tomando las decisiones. Es necesario expropiar las políticas de ciencia y tecnología de grupos que no desean ceder para hacer nuevas reformas. Es urgente plantear una reforma de la Locti. Comparto el pensamiento de Joel Mokyr, economista holandés, cuando dice que “es preferible legar un país con educación, ciencia e investigación, que legar un país sin deuda”.
Inversiónsin resultados
El investigador Rafael Palacios señala que Venezuela encabeza la lista de países latinoamericanos que más invierte en ciencia y tecnología.
Indicó que de 1999 a 2007 la inversión en el área subió de 0,7% a 1,74% del Producto Interno Bruto. Dos años más tarde, en 2009 esa inversión se incrementó a 2,69% del PIB.
“Solo el presupuesto nacional del año 2012 para ciencia y tecnología ya establecía la cantidad de 2,5 millardos de bolívares. A eso deben sumarse los recursos vía Locti que están muy por encima de los 8 millardos de bolívares, que en dólares representan aproximadamente 2.000 millones de dólares. Un poco más del 10% de lo que invierte toda América Latina en ciencia y tecnología”, aseguró.
Palacios agregó que esos montos ubican a Venezuela entre una de las 10 naciones que más invierte en ciencia y tecnología en el mundo, detrás de los países escandinavos.
“Brasil invierte 1,47% menos del PIB que Venezuela, pero diseñan aviones. Costa Rica invierte 6 veces menos, 0,46% de su PIB y tiene una red de tecnología e información, la más importante del mundo, Cuba invierte 0,49% del PIB y lograron estar a la vanguardia en las vacunas”, agregó.
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