Ene 22, 2019 Prensa Los investigadores Opinan, Titulares 0
“Un editorial de hace cinco años que toca temas actuales.”
El sistema inmunológico es un sistema organizado, redundante y equilibrado que refleja en muchas maneras a la conducta humana y podríamos definirlo como el mecanismo de defensa del cuerpo contra organismos contagiosos. Este sistema está constituido por una red de células, tejidos, y moléculas que trabajan en conjunto y hoy día sabemos que su gran función reside en la vigilancia y defensa de nuestro cuerpo y esta tarea la realiza en estrecha unión con el sistema neuro-endocrino.
Su función de vigilancia le permite mantener el necesario equilibrio del cuerpo que cuida y no la ejecuta dentro de un esquema policial puesto que no es agresiva ni punitiva sino que actúa como en una sociedad democrática lo hace la prensa libre, vigilando los errores de juicio y de entendimiento.
Dos componentes caracterizan al sistema inmunológico: la discriminación de señales de peligro y la determinación de una respuesta efectora.
Su función efectora se realiza ejerciendo inmunidad en base a activación y protección o tolerancia (supresión). Inmunidad es la protección que construimos para eliminar agentes invasores; las vacunas inducen inmunidad. La tolerancia limita o suprime la respuesta inmunitaria para evitar daño a los tejidos e impide que una madre rechace al feto durante el embarazo, también impide que reaccionemos frente a los alimentos o elementos del aire que respiramos.
Como ven, al igual que en nuestra sociedad los mecanismos de alerta y tolerancia son necesarios para el equilibrio y la convivencia.
El sistema inmunitario también se divide en inmunidad innata e inmunidad adquirida. La inmunidad innata reconoce señales de peligro altamente conservadas en los microorganismos, y genera una respuesta rápida y vigorosa que elimina a más del 90% de los agentes invasores.
La inmunidad adquirida gira alrededor de unas células muy eficientes, los linfocitos, los cuales son altamente específicos, variados y eficientes.
Estos linfocitos pueden ser muy jóvenes y activos, y se educan en la universidad inmunológica que es el timo, preparándose para trabajar en los ganglios linfáticos. En el ganglio, maduran y se convierten en células con memoria inmunológica, necesaria para el ejercicio de la fase efectora y para enfrentar segundas infecciones.
De nuevo, nada diferente a lo que sucede entre los humanos pues los jóvenes se educan, participan activamente, maduran y trabajan para vivir en una sociedad equilibrada.
En las últimas semanas, tal como sucedió en 2007, un importante grupo del estudiantado venezolano ha venido reclamando el respeto a la libertad y a los derechos civiles y políticos, acompañado por un llamado a la tolerancia y la reconciliación de los sectores políticos y sociales, frente al discurso oficial rotulador, descalificador y de un lenguaje que habla de paz, pero que en sus acciones reprime y viola los derechos humanos y la Constitución de Venezuela.
Como los linfocitos, los jóvenes son distintos, tienen personalidad propia y encarnan una posibilidad diferente de enfrentarse a los problemas. No se conforman, exigen lo que les corresponde por derecho.
Si el sistema inmunológico se basa en mecanismos de alerta y tolerancia similares a los que la sociedad democrática y libre debe defender y mantener, las células dendríticas, objeto de mi investigación desde hace varios años, enseñan acerca del liderazgo.
A estas células se les ha adjudicado el rol de director de orquesta por ser las primeras en desencadenar la respuesta inmunitaria y ser esenciales tanto para la inmunidad innata como para la adquirida. Ellas guían (direccionan) el tipo de respuesta inmunitaria y para ello deben obtener permiso del medio ambiente, el cual las provee de señales para generar inmunidad o tolerancia. Es decir, no son células autoritarias y dependen de la interacción con un complejo sistema de células, sustancias y códigos para poder actuar. Tal y como se aspira en democracia: que funcione el gobierno para lograr así un país con libertad, armonía y progreso.
Nota: Esta editorial está inspirada en una charla mía. Luego convertida en editorial para la revista Interciencia en el 2007. Actualicé eventos inmunológicos y políticos.
Imagen: Células PD-L1 en un carcinoma urotelial, tomada de Wikipedia Commons bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International
Félix J. Tapia
Biólogo, inmunólogo, parasitólogo
Gerente del CDCH-UCV
Publicado: 19/01/2019,
Nota: Publicado por Félix J. Tapia en Piel Latinoamericana
Edición Nº 347 Año X
28/2/2014
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