Mar 29, 2022 Prensa Noticias de Interés, Titulares 0
Francisco de Miranda y la Ciencia.
El 28 de Marzo de 1950, nace en Caracas, “el Venezolano más universal” Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez, conocido por todo el mundo como El Generalísimo Francisco de Miranda.
Precursor de la Independencia de Venezuela e Hispanoamérica. Hijo del canario Sebastián de Miranda Ravelo y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza. Se le reconoce como el primer criollo universal. Fue efectivo combatiente en 3 continentes: África, Europa y América. Participó también en los tres acontecimientos magnos de su hora: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la lucha por la libertad de Hispanoamérica. Su adolescencia fue marcada por la animadversión que los mantuanos tenían contra su padre por ser éste comerciante, ocupación que, según ellos, lo inhabilitaba para desempeñar el cargo de capitán del batallón de Milicias de Blancos de Caracas. En 1762 inicia estudios de latinidad y años más tarde, artes en la Universidad de Caracas, hoy nuestra tricentenaria Universidad Central de Venezuela.
Poco antes de cumplir 21 años y, deseoso de servir en el ejército real, se embarca para España el 25 de enero de 1771. En Madrid se dedica al estudio de las matemáticas, de los idiomas francés e inglés y de la geografía, empieza a constituir su biblioteca con obras de filósofos y enciclopedistas. En 1784, luego de participar en varias guerras, y con la intención de independizar Hispanoamérica, pero sabiendo que el momento no era propicio, se dedica a perfeccionar su cultura de una forma metódica y disciplinada. Dominando ya seis idiomas, comienza traducir el latín y griego, así como estudiar las sociedades más sabias y virtuosas del mundo para ese entonces, sus leyes, gobierno, agricultura, policía, comercio, arte militar, navegación, ciencias, artes entre otros temas. Este caballero encarna el ideal del hombre de conocimiento ilimitado, digno de ese período ilustrado que se llamó el Siglo de las Luces. Su vida y su obra siempre estuvieron dedicadas a la búsqueda del conocimiento, en su sentido más amplio. Al respecto, James Biggs, uno de los oficiales que le acompañaron en la expedición de 1806 a la costa venezolana, dice: “A los jóvenes… les hablaba de literatura y les recomendaba el estudio de la lengua española y las matemáticas”.
En el curso de sus estudios, el joven O’Higgins necesitó los servicios de un profesor de matemáticas, y sabiendo que un General Americano, ilustre ya en Europa, se ocupaba de hacer un curso particular a varios de sus compatriotas y españoles, se incorporó entre éstos, bajo el nombre convencional que usaba entonces de Mr. Riquelme. Como se puede observar en estas referencias, Miranda recomienda el estudio simultáneo de las ciencias y las humanidades.
En su famoso “Diario” tesoro documental y de crítica invalorable, se puede observar como siempre sintió curiosidad por la Ciencias y la Investigación, En sus referencias, demuestra la rigurosidad y seriedad de sus anotaciones e impresiones en esas líneas del conocimiento, en las que casi siempre agrega su inteligente comentario. Prueba de ello son las siguientes citas:
Desde Sinferopol, el jueves 4 de enero de 1787 afirma:
“Después de cenar tuve ocasión de hablar despacio con el Doctor Samoilovich, quién ha escrito sobre la Peste, además me parece la ha examinado mejor que ninguno hasta ahora. Sus observaciones microscópicas son ingeniosas, su teoría mejor, y la inoculación que propone muy probable. Lástima que no haga el viaje de Constantinopla y Egipto como lo desea para apurar esta materia”.
En Karasubazar, el miércoles 10 de enero de 1787 dice:
“Luego nos volvimos por otro camino,- pues el señor de Nassau, que iba en gran uniforme, no podía marchar a pie más, y así nos estorbó ver la Casa del Mufty. En ella encontramos dos dromedarios que tiraban un pequeño carro, y los hicimos detener para examinarlos a nuestra satisfacción. ¡Oh, qué extraña criatura! la más mal parecida de su especie; son igualmente útiles que los camellos, y el par cuesta aquí, en el día, de 60 a 120 rublos. Cuando van para viejos dicen que las jorobas se le ponen sobre el lomo como si fueran de pajas.
En Kiev, el sábado 17 de febrero de 1787 (calendario ruso) refiere:
Comida en casa con infinitas gentes y las sobrinas del Príncipe, que le acompañaban comúnmente, se informó que había hecho varias operaciones aerostáticas que yo había visto en Londres, y que conocía a su distinguida familia en Bolonia. Con su informe Potemkin se resolvió inmediatamente admitirlo con el rango de teniente de navío, y me dijo que harían algunas operaciones de aerostáticas aquí también”.
En Petchersky, sábado 24 de marzo de 1787 (calendario ruso) escribe:
“Boerhave sostiene que el hombre no puede soportar un calor que exceda al que eleva el licor del termómetro de Fahrenheit más de 82 grados, y se halla que en Astrakán se eleva a 100 y 103 grados de dicho termómetro, sin que las gentes perezcan. Y así también se engaña en el exceso de frío, pues asegura que donde el espíritu de vivo deflegmado se hiela, allí cesa el hombre de vivir, lo que comúnmente sucede a los 68 grados de latitud; y los holandeses han pasado varios inviernos en el Spitzberg bajo los 80 grados y no murieron”.
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